Tras
la expulsión de los moriscos en 1610, Cadrete quedó despoblado y el abad de
Santa Fe, dueño y señor del lugar, se vio obligado a ofrecer una serie de
ventajas a los repobladores cristianos. La cárcel pública, que hasta entonces
había estado fuera de la población, en el castillo, se trasladó al casco urbano
y su antigua ubicación quedó abandonada.
El
castillo comenzó a deteriorarse y sus ruinas pronto alimentaron la tradición
oral con leyendas y personajes fantásticos como el de la mora encantada, recogido
en un poema de José Tafalla de 1714.
El
15 de junio 1809 los vales de Cadrete y María se convirieron en un campo de
batalla donde murieron cientos de españoles y franceses, y los topógrafos que
levantaron el plano de la batalla recogieron la primera representación gráfica
que conocemos del arruinado castillo de Cadrete.
El
siglo XIX fue la época del romanticismo y las ruinas de castillos y monasterios
se conviertieron en inspiración de escritores y también de arquitectos. Fue
también la época de las guerras civiles entre carlistas y gubernamentales que
modificarían muchos castillos y otros serían arrasados. Terminaría así la
utilidad defensiva de estos edificios y poco a poco comenzaría a gestarse la
visión del castillo como monumento histórico.
En Cadrete el castillo siguió desmoronándose y sólo la torre parecía
conservar el empaque que tuvo antaño. Alcanzar la última planta era cada vez
más complicado y aquellos que lo consiguían no dudaban en grabar en su paredes
su nombre y la fecha de la hazaña. Una costumbre que en la segunda mitad del
siglo XX documentó la presencia no solo de lugareños sino también de extraños,
como los miembros de las Juventudes Falangistas
que solían hacer prácticas de escalada en la torre.
El
castillo fue también lugar de juegos para los niños y merendero para los
adolescentes. En uno de sus patios se jugaba
a frontón y algunos cuentan que el yeso de sus muros se reutilizaba para
levantar tapias y corrales en el pueblo. Pero el mayor enemigo del castillo
eran los rayos. A finales de los años sesenta, tras una tormenta, se desplomó
uno de los muros de su torre descubriendo en su interior una segunda torre más
pequeña con unos grandes ventanales.
En
junio de 2001 la Asociación para la Recuperación de los Castillos de Aragón
(ARCA) se reunió con el ayuntamiento de Cadrete y sentaron las bases para la
recuperación del castillo. El arquitecto municipal redactó una memoria valorada
de cuanto costaría la consolidación de la torre y se pidió la primera
subvención a la Diputación Provincial de Zaragoza. Solicitud que desgraciadamente
no sería admitida.
Para
dar a conocer la historia y la importancia del castillo de Cadrete, entre los
vecinos y entre los amantes de los castillos, ARCA y el Ayuntamiento acordaron
celebrar unas jornadas divulgativas sobre el castillo que tuvieron lugar los
días 21 y 22 de septiembre de 2001. Consistieron en unas charlas, una mesa
redonda y una exposición. Estas jornadas tuvieron gran éxito de público y los
medios de comunicación se hicieron eco del movimiento social.
En
marzo de 2004 Héctor Giménez publicó el primer trabajo monográfico sobre las
leyendas, la historia y la castellología del castillo de Cadrete, fruto de
varios años de investigaciones.
En
2004 el Ayuntamiento de Cadrete solicitó la subvención del 1% cultural que otorgaba
el Ministerio de Fomento y la recuperación del castillo comenzó a sonar en los
despachos de Madrid. Las asociaciones culturales de Cadrete también iniciaron
una campaña de concienciación y de reivindicación para conseguir que este Bien
de Interés Cultural no se perdiera para siempre.
En
febrero de 2006 se aprobó el Plan Especial del castillo de Cadrete, redactado por
el arquitecto Pablo de la Cal, que indicaría los pasos a seguir y los costes
económicos de la recuperación de la fortaleza.
En
enero de 2007 salió a concurso la redacción del proyecto básico y de ejecución
del castillo de Cadrete y excavaciones arqueológicas complementarias, que sería adjudicado al arquitecto Javier
Borobio Sanchíz, con un presupuesto valorado en 1.115.116,60 euros. Ya sólo
faltaba conseguir esa suma gracias a la concesión de la subención del 1%
cultural del Ministerio de Fomento.
Mientras
tanto, las asociaciones preocupadas por el patrimonio cultural siguieron
reclamando la recuperación del castillo de Cadrete hasta que por fin el 4 de
julio de 2010 se haría oficial la concesión de la subvención del Ministerio de
Fomento. El ayuntamiento lograría entonces reunir los fondos complementarios a
la subvención gracias a sendos convenios con Ibercaja y Caja de Ahorros de la
Inmaculada. Por fin, el 2 de diciembre de 2010 se produjo la firma
del convenio entre el Ministerio de Fomento y el Ayuntamiento de Cadrete y en mayo
de 2011 comenzó el anhelado proceso de restauración.
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