lunes, 21 de mayo de 2012

"El castillo de Cadrete, salvado de la ruina tras un año de obras de restauración"


"En los trabajos, que costea Fomento con cargo al 1 % cultural se han invertido 1,13 millones de euros.
La fortaleza, declarada Bien de Interés Cultural en 2006, llegó a estar en la Lista Roja del Patrimonio español
La restauración del castillo de Cadrete está a punto de concluir y el nuevo perfil de la fortaleza, desprovisto de andamios, se percibe ya a la distancia. El edificio, que estuvo en la Lista Roja del Patrimonio -fue retirado de ella en diciembre de 2010, después de que el Ayuntamiento de la localidad y el Ministerio de Fomento firmaran el convenio para su restauración-, está ya definitivamente salvado.
«Solo nos quedan ya las tareas menores, como la escalera interior de la torre, el mobiliario, la iluminación y la limpieza y recogida de materiales», señala el arquitecto Javier Borobio, del Estudio BAU, que ha dirigido las obras, en un proyecto que ha contado con el asesoramiento del arqueólogo José Luis Ona.
Numerosos hallazgos
El castillo, que es de origen árabe, aunque la primera referencia histórica se remonta al año 1213, cuando Pedro II de Aragón se lo entregó a Pedro de Navascués, se ha recuperado gracias al 1% cultural. Cuando empezaron los trabajos, en mayo de 2011, amenazaba ruina inminente. «El día en que lo vi por primera vez estaba catatónico -resume expresivamente Borobio-. Ha sido todo un reto salvarlo. Tuvimos que empezar prácticamente de cero, estudiando incluso el modo de acceder a él, que era complicado. Era una figura icónica, una ruina rota».
La obra, que fue adjudicada a la empresa especializada CYRESPA Arquitectónico S.L., ha tenido un presupuesto de 1,13 millones de euros. Tras mejorar los accesos y realizar las tareas necesarias para desarrollar el trabajo -el castillo se ubica en un espolón casi inexpugnable- el equipo de restauración se ocupó de asegurar los muros inestables y realizar excavaciones arqueológicas que ofrecieran información sobre la propia fortaleza. Los trabajos han sido desarrollados por la empresa Qualcina, Arqueología, Cultura y Patrimonio, y han sido dirigidos por los arqueólogos Rosa María Lóscos y Javier Ibáñez.
Se han localizado la rampa y puerta de acceso al recinto superior; el aljibe; la capilla de San Miguel, citada en las fuentes históricas; las escaleras que servían de comunicación entre los distintos recintos; el foso... Los especialistas están todavía intentando recomponer el puzzle con todos los datos obtenidos. «Hay estancias cuyo uso no tenemos todavía claro», apunta Borobio.
Las excavaciones han aportado numerosos datos para la restauración, pero la clave del trabajo ha sido decidir si el proyecto se limitaba a consolidar lo que había llegado a nuestros días o si se reintegraba lo parcialmente derrumbado.


Dos torres en una
La fortaleza tiene en realidad dos torres, una interior, más antigua, y otra que la envuelve. «Creo que recuperar toda la torre, incluida la fachada rota, ha sido una buena decisión -asegura Javier Borobio-. Y para tomarla no ha pesado tanto el hecho de que queríamos que se tuviera una visión clara del castillo, sino que la conservación, si no lo hacíamos así, se  veía bastante comprometida. Era la mejor solución».
En cualquier caso, el equipo de restauración no se ha 'inventado' nada. A los datos provenientes de las excavaciones, y a los que imponía la observación del propio edificio, se añade el hecho de que se conservaban suficientes fotografías antiguas como para garantizar que todo está en su lugar debido.
«Uno de los principales problemas con los que nos hemos encontrado ha sido el del material con el que fue construido el castillo. Lo normal en restauración es aprender de lo que alguien ha hecho antes que tú. Pero aquí no ha habido esa posibilidad, porque no conocíamos ejemplos de restauración de tapiales de aljezones de yeso. Así que hemos seguido lo que nos dictaba la propia torre. Hemos empleado mampuesto de aljezón de yeso y, para 'atar' la fábrica y darle seguridad, hemos hecho lo mismo que hicieron los que la construyeron, emplear unas 'grapas' de madera, en realidad unas vigas dentadas, que son un buen método de unión».
De este modo la fortaleza, que fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 2006, ha abandonado la ruina y se yergue ya sana sobre el valle del Huerva. Se espera que sea visitable dentro de un mes.
EL MISTERIO DEL CILINDRO DE CERÁMICA
Durante las excavaciones se encontró un cilindro de cerámica enterrado boca abajo, para que no le entrara tierra ni agua, y en cuyo interior había un pergamino.
La disposición y datación del cilindro, fechado en principio en los siglos XVI o XVII, hace pensar que no se trataba de un enterramiento fundacional, sino más bien de una ocultación. Se empezó a hablar, así, del 'misterio del cilindro cerámico'. ¿Qué importante documento se vio alguien obligado a guardar enterrándolo en el castillo?
La respuesta, de momento, tendrá que esperar. El cilindro y su contenido, depositados en el Museo de Zaragoza, no han sido todavía ni restaurados ni estudiados." (Heraldo de Aragón. Mariano García)

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